Entre las cosas buenas que tiene la herencia, es que entre mi hermana, mi mamá y yo tenemos la misma estructura corporal. Dependiendo de la edad, el peso y la época del año, las camperitas, sweaters, remeras y en mis mejores momentos, los jeans, se convierten en propiedad familiar. Pero este comunismo textil tiene sus reglas. Ninguna jamás olvida qué es de su propiedad y en la medida de lo posible, hay que devolverlo en condiciones.
Lo malo de esta situación es la responsabilidad con la que una carga al vestir una prenda que pertenece a una hermana extremadamente cuidadosa. A veces hasta prefiero no ponerme nada que no sea mío, sólo para no estar pendiente de que me tiren algo encima o que se queme o cualquiera de esas cosas que pasan en los boliches. Y no es que yo sea una perseguida. Desde mi más tierna infancia tengo una tendencia, de esas “sin querer queriendo”, a romper las cosas de mi hermana. Al principio eran las Barbies, arrancando, sin saber cómo, las malditas extremidades que no se podían volver a poner y perdiendo los minúsculos instrumentos de los Pin&Pon. Con la llegada de la adolescencia, fueron los accesorios. Siempre me acuerdo cuando le rompí un collar de vidrio (recién salían, por lo tanto era carísimo y re top), pero no durante la noche, sino cuando llegué a casa y me estaba desprendiendo los zapatos. De todas formas, la que menos se beneficia es mi mamá, porque no sólo le usamos sus cosas, sino que en cuanto podemos nos las adueñamos y las traemos a Buenos Aires.
Aunque esté más tranquila usando mis cosas, debo reconocer que un placard para tres mujeres tiene beneficios indiscutibles. Al menos tenemos la excusa de comprar algo caro “si total... lo podemos usar las tres”.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
La verdad es que esta bueno eso de compartir todo, aunque debo reconocer que ya estoy temblando de antemano, porque cuando me vaya a España va a quedar todo liberado! que hago? engadeno el placard? me llevo todo por las dudas?? jajajja
ResponderEliminarEs que yo siempre digo, si saben compartir tienen el doble. Muy bueno, Sofi.
ResponderEliminarTe adoro y me encanta como escribís!!!!!!!!!!
ResponderEliminarLau.- (no se cómo carajo se usan los blogs, enseñame chanchoooo!!)
Dice marti que tendrias que escribir uno que se llame "tres mujeres, un baño y todas entran a las 9"!! Complicadisimo!! jeje EUGE
ResponderEliminar