miércoles, 16 de junio de 2010

En sus hombros

La historia que quiero contarles pasó hace muchos años y en algún lugar con playa. Y lo digo así, porque para ser sincera, no recuerdo exactamente cuando ni donde, de todas formas no es lo principal... En ese lugar y en ese momento, veraneábamos con mi familia y como siempre nos gustó jugar largas horas en el mar, queríamos pasar uno de esos pozos que se forman en la orilla, para llegar hasta las deseadas olas que rompían lejos de la costa. Pero el pozo era profundo y yo muy chica asique mi mamá me cargó, una vez más, a sus hombros, respondiendo afirmativamente como siempre fue, debo reconocerlo, a mis continuos pedidos de estar a upa. Me calzaba en sus caderas y se paseaba por todos lados conmigo colgada como un monito que encima le preguntaba todo el tiempo: “¿cuántos besos querés que te de?” y si el número no me convencía: “No... pedíme más!”, así me gané el apodo cariñoso de “besadorita”.

Pero volviendo al cruce, a mi mamá se le hacía difícil cargar con mi peso y se hundía. Entonces, tuve uno de esos momentos desconcertantes de adultez que tienen los niños y empecé a alentarla para que llegáramos... Dale ma! Yo sé que vos podes, yo sé que vos podés... Sabía que podía, porque mi mamá siempre pudo. Esa es la cosa con nuestros padres, que tienen una fuerza sobrehumana para cargarnos en sus hombros, pero eso no implica que de vez en cuando no necesiten unas palabras de aliento. Todavía hoy me siento a upa, le doy unos cuantos besos y le sigo reclamando mimos. Y ella, sigue diciendo que sí.

2 comentarios:

  1. Nena si no me haces reir me haces llorar,será q hoy estoy sensible pero me emocionaron tus palabras...como decimos las seños: Continúa así!Te adoro!Yai

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  2. Mami siempre poniendo el hombro, es la mejor sin dudas. La amo! Alfon

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