Con esta cosa del Día del Padre nos ponemos pensar en esa mitad de la cual venimos, en esa figura masculina que nos despierta, a nosotras las mujeres, los más extraños sentimientos edípicos mezclándolos con algo de rechazo en la adolescencia, un intento de acercamiento cuando empezamos a crecer y una admiración profunda y poco objetiva cuando crecimos. Con esta cosa del Día del Padre, me puse a pensar en mi papá.
Mi papá no es del tipo que nos cambiaba los pañales, sino del que mientras mi mamá lo hacía, pensaba en nuestro futuro.
Tampoco es de los que te dicen que no, porque me enseñó a saber qué pedir, y en todo caso a negociar.
No es de los que te llevan a misa, sino que me habla de Dios.
No por ser hombre y yo mujer dejábamos de hacer cosas juntos; casi como un varoncito me llevaba a pescar, a remar y a karate.
Ni tampoco es de los quiso matar a trompadas a mis novios, sino que me miraba en silencio mientras lloraba.
Es de los que critican fuerte, porque le aterra pensar en que podamos sufrir.
Pero no por eso es distante, sino que es de los que abraza fuerte y te hace cosquillas con el bigote.
De mi papasin, heredé la dificultad para hablar sobre uno mismo y para reconocer mis errores, la pasión por la historia y la necesidad de desarrollar la espiritualidad. También esa cosa polemista de discutir y argumentar que nos ha llevado a tener las charlas más profundas y elevadas. Puede ser que mi papá no sea el mejor del mundo, pero en mí mundo no podría haber otro.
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y Hoy tomas la posta del Abuelo Carlos y nos amasas los fideos de los domingos!!!!!! Veremos si cocinas tan lindo como escribis!!!
ResponderEliminarMony
Sof q manía adquiriste de emocionarme con tu blog...Yai
ResponderEliminarBrillante!
ResponderEliminarUn beso grande!