Mónica

Llega la tía Moni con su sonrisa siempre radiante. El flequillito cortito y el pelo bien lacio rodeando los rasgos típicos de los Gonzalez: los ojos chicos, la nariz redonda y la boca amplia. Siempre tiene ropa linda, las remeras cortas, un poco de acuerdo con su tiro. La cola de pato que es de las cosas mas sobresaliente que tiene (sino la más). De hecho, ahora que lo pienso es toda una mamá pata. Viene acarreando a sus cuatro patititas y a su pato. Tratando siempre de cuidarlos a todos por igual, de repartir equitativamente los mimos, de darles a todos lo mismo. Hace malabares para organizar las finanzas de la familia y tiene una lista de espera larguísima para todo lo que hay que hacer. Para colmo, cuando no se le gradúa una, se recibe la otra, asique anda de fiesta en fiesta, viendo como esas patitas van levantando vuelo. Lo sufre un poco, pero la sonrisa nunca se le va.

Esa maternidad es una onda expansiva que se proyecta hacia otras personas, las amigas de sus hijas, y a mí, su sobrina. Me acuerdo cuando era chiquita y me quedaba a dormir en su casa. A la noche me daba miedo y me quería volver a mi casa, entonces ella me sentaba a upa, me contaba un cuento, y me decía que mi mamá ya me estaba viniendo a buscar. Al final me dormía. Y cuando ya me había dado cuenta de la trampa, le decía “vos mentime, tía, que así yo me duermo”. Otra cosa típica de quedarse a dormir en su casa es el vaso de agua que nos traía cuando nos daba el besito de las buenas noches. Y yo, cuando pensaba que todos estaban dormidos, me escabullía a la cocina y me robaba de la heladera almendras y nueces. Ahora que ya estoy más grande, me encanta ir a su casa, tomarnos unos matecitos, fumarnos unos cigarrillos y charlar. La tía, escucha siempre con los ojos bien abiertos, con una expresión que parece decir que está aprendiendo de todo lo que uno le cuenta. Si alguien está un poco triste, ella enseguida le hace unos mimos, le da un consejo, de esos consejos que salen del corazón, y parece que transmitiera una calma profunda.

Ah pero eso sí, la tía es pura dulzura hasta que tiene que defender lo que le corresponde. Ahí si que muestra los dientes. Es una luchadora incansable y si hay que pelear, pelea! Es entendible, con semejante familión no se puede andar dejando pasar por encima. Vive perdiendo las llaves, llega un poco tarde a todos lados, se ríe con la misma fuerza con la que se emociona, se olvida la mitad de las cosas y siempre tiene algo que hacer, excepto los domingos a la mañana, que como las chicas duermen, aprovecha para usar la compu y mirar unos videos de Queen en YouTube.

Disfrazada de bon-o-bon, de celusal, preparando un lemon pie increíble, organizando los cumpleaños de toda la familia, la tía, siempre, siempre, me inspira una sonrisa.

Que loca esta tía, no?