Renata

Domingo al mediodía. Maquillaje corrido, la voz ronca, la resaca aflorando sin tregua. La Tati llega al campo con los shortcitos cortitos, arrastrando un poco los pies y bamboleando esos pechos que nos hacen morir de envidia. La única que tiene y por esas cosas irónicas de las mujeres, le da vergüenza, le molesta. Y yo mataría por tener esas lolas! Quizás porque es la única de todas las hermanas que tiene rasgos González es la que más se parece a mí. Las dos nos enganchamos a cantar a los gritos, a bailar en cualquier lado, a reírnos de las pavadas que hicimos la noche anterior. También porque la vi crecer y en cada uno de esos pasos me veía a mí misma. Los primeros novios, las primeras cagadas y borracheras.

Renata es loca desde que nació. Quizás porque cuando Moni estaba embarazada se subió al “gusano loco” en un parque de diversiones y ahí se sacudió un poco. Tenía un montón de amigos imaginarios, Abigail era la favorita y se pasaba horas jugando con ella, pero sin Lulú que se moría por jugar con ellas. A riesgo de quedar como una vieja, tengo que decir que me arece que fue ayer cuando tenía la cabeza llena de rulos y venía a San Nicolás y yo me pasaba horas jugando con ella, la llevaba a upa y tirábamos todo lo que había en las estanterías... “mamá, mamá, miria mata a fofía, a mato fofía”. Y con los años no mejoró eh... quien la conoce se acuerda de sus poemas, por ejemplo el titulado Tu Eres y que comenzaba con “Tu eres un hipócrita y democrático”. O las muchas canciones que fue inventando, como “Miento cuando digo que no miento”, la de Gori Gorillo y otras tantas que se habrán perdido. En algún momento toda esa creatividad y locura se mezcló con la joda y ahí sí que fue una mezcla explosiva! Sale cada vez que puede y ya tiene más historias de noche que cualquiera. Algunas simplemente es mejor no saberlas.

Pero no sólo por ese lado. Además de ser una “gordita delincuente” se fue a vivir a Rosario a estudiar Contabilidad y se está transformando en una mujercita, llena de dieces y de amigos nuevos. Pero crecer no es cambiar y fiel a su esencia se quedó dormida el primer día de clase y llegó toda mal vestida a la facultad. Y bue... a todos nos puede pasar alguna vez, no? No sé bien cuando fue la primera vez que me di cuenta de que la Tati dejaba de ser una nena para transformarse en una par, dejó de ser mi primita y pasó a ser mi prima y amiga.

Pero nunca, lean bien, nunca, va a dejar de ser una de las chiquitas. Ni la más loca de la familia y nunca podrá dejar de ser una réplica femenina del abuelo Pocho. Mejor así. Porque a mí la Tati me encanta.

Así que mi chiquita, vamos a perrear la vida!